martes, 27 de enero de 2009

Los Crímenes de Oxford

Me gustan Las Ciencias. Me gustan las matemáticas. Me gustan los retos, y me gusta buscar la verdad. Así, a priori, Los Crímenes de Oxford es una película que debería gustarme, y sí que me gustó, aunque creo que hubiese disfrutado más del libro, y quizá pronto lo lea y haga una comparativa. Lo escribió Guillermo Martínez, un matemático argentino, especialista en lógica, y se llamó originalmente "Los Crímenes Imperceptibles", título que cambió con la editorial Destino. Al parecer está premiado con el Planeta Argentina, y tiene buenas críticas, así que habrá que leerlo. Me gustan mucho los científicos que saben escribir.

Las Ciencias y Las Letras están condenadas a llevarse bien, se complementan y creo que aquellos que consiguen una buena comunión entre ambas son unos grandes profesores, comunicadores y Artistas, así, con mayúsculas.

El Film:

Largometraje dirigido por Alex de la Iglesia. En el reparto Elijah Wood (Frodo), John Hurt, Leonor Watling y Julie Cox. Más información y detalles pinchando aquí (también la banda sonora, que ambienta muy bien el misterio para mi gusto, la escucho ahora mismo...).

La Búsqueda de la Verdad es el tema principal de la película, en la que unos misteriosos crímenes "imperceptibles" ponen a prueba la capacidad intelectual, matemática y deductiva de los protagonistas, un conferenciante de fama que nos acerca a Wittgenstein y Gödel, nihilista y con el peso del caos sobre sus hombros, y el idealista estudiante de matemáticas, incansable buscador de la verdad con la ciencia como respuesta a la vida. ¿Es posible conocer la auténtica verdad? ¿sólo con ciencia? ¿está la verdad en los números? Los números, ordenados en series, ¿son la respuesta?. Las series lógicas están muy presentes en toda la trama, la vida es una serie, y cuantos más términos de la serie tengas más datos para averiguar el Término General, aquel que te permite saber qué viene después... el futuro. Los crímenes en serie también son una serie lógica. A veces tienes términos centrales, y toca averigüar el principio, que no siempre es conocido. El pasado también puede ser un misterio. Así cogiendo la serie como un hilo puedes ir hacia atrás y descubrir principios desconocidos y sorprendentes. Pero el Término General puede variar. Siempre hay sitio para un término nuevo, siempre el siguiente puede romper la regla ya estipulada, cambiarla: es el caos. El siguiente término puede variarlo todo. Es el libre albedrío que nos viene a tocar las narices.
Y entre tanta serie lógica (se nos habla de la famosísima serie de Fibonacci, y la del idiota...)

pues cabe también el romance. Triángulos amorosos que nos pervierten geométricamente. Para mí es lo más cogido por los pelos de la película. Rechina un poco ver a Leonor arrancándole los pantalones al hobbit. Quizá un poco más de metraje podría haber hecho más creíbles las historias de amor de la película... Quizá resultaría mejor una "serie" jajaja, en vez de un largometraje.

1 comentario:

Nuevo Ícaro dijo...

Yo fui a ver esa peli al cine, y casi me muero, estaba sentado y en una esquina y no quería hacer levantar a nadie, así que seguí viéndola a pesar de tener fobia a las matemáticas y a todos los números en general a excepción de los del sudoku.
Y aún encima las escenas de sexo eran con el señor de los gramillos. Me dirás.Qué mal yuyu da recordar estas cosas. uy.
NÍ.