sábado, 28 de febrero de 2009

El Mundo, Juan José Millás.



Escapo de los premios literarios.
No me gusta comprar simplemente por el motivo de que varias mentes sesudas y amiguistas se reúnan para dar a unos o a otros un premio, y menos, el Planeta (por su dotación económica, entre otras cosas).
Debe ser este el primer premio Planeta que compro (aunque según quien lo cuente, dirá que es el regalo de Reyes para Pitima....).

Este libro me capto un día en el Corte Ingles (debe ser la última vez que he ido, y hará un año largo.... tampoco me gusta dicho centro comercial... se ve que estoy contestatario). Lo abrí escéptico al azar por una página cualquiera, y me encontré con este texto:

- Mi padre (todavía no me sale el "papá", pero estamos empezando) calentaba el taller con una de esas estufas redondas, de hierro fundido, como la que teníamos en el cuarto de estar y que, alimentada con carbón, se ponía al rojo vivo. Qué expresión, rojo vivo. Se llama así, supongo, porque es un rojo dinámico, agresivo, elocuente, vivaz. A veces, el hierro daba la impresión de transparentarse, pero se trataba de una alucinación proporcionada por aquellas tonalidades violentas. Como las habitaciones eran grandes y los techos altos, sólo notabas el calor en la parte del cuerpo expuesta a la estufa. Se daba el caso de tener la cara ardiendo y la nuca helada, o al revés. Era un mundo hecho a la mitad: teníamos la mitad del calor que necesitábamos, la mitad de la ropa que necesitábamos, la mitad de la comida y el afecto que necesitábamos para gozar de un desarrollo normal, si hay desarrollos normales. De algunas cosas, sólo teníamos la cuarta parte, o menos.
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Ese día, cuando furtivamente, esquivando vendedores, parapetados tras columnas y pilas de libros como lobos, prestos a saltar sobre el "vulgaris comprador", me di cuenta de que ese hombre, Millás, escribía como yo vivía por dentro, y que si algún día me convertía en escritor, me gustaría escribir tan solo la mitad de bien que el.

Este libro es la demostración de que sabiendo contar, cualquier historia es novelable, y cualquier vivencia se puede plasmar en palabras....

Maravilla altamente recomendable, que debió suponer un trauma para el autor, ya que vuelve lo de dentro para fuera, y nos muestra sin pudor su interior.

Tan solo: Gracias, Millás.

2 comentarios:

Marian dijo...

Dices que sabiendo contar, cualquier historia es novelable, estoy de acuerdo con eso y añado que tu si sabes contar y deberías probar en el mundo de la literatura, yo te leería puedes estar seguro y como yo muchísimos más.
Un abrazo.

interpreta-sones dijo...

yo leí, hace muchomucho tiempo ya, "la soledad era esto" y me pareció delicioso. me gusta millás, lo escucho a veces por la radio, es un personaje encantador.